Hoy, en el día Nacional del historiador y la historiadora: ¿Qué Historia deberíamos escribir hoy?
Un pueblo que no conoce su historia camina sin rumbo claro, está desconectado de sus raíces y más aún, si la poca historia que conoce está llena de silencios, de vacíos, entonces su camino es más confuso. En la sociedad dominicana se palpa esa confusión. Hay poco conocimiento de la historia, hay silencios y vacíos. Hay sectores invisibilizados, velados por los perfiles de quienes escribieron la historia desde las visiones excluyentes. Pero, ya no se trata de culpar la forma y fondo del quehacer historiográfico dominicano, que no escapa a las limitaciones de otras producciones, de lo que se trata es de, completar la obra fragmenta.
La historiografía, nutrida de las vivencias que aporta el desarrollo intelectual, es también sello distintivo del avance o no del saber científico en el ámbito social. En los tropiezos en la gestación del ser social dominicano están los nudos y desenlaces de su producción historiográfica. Ambas cosas van de la mano. A medida que avanza y se moderniza la sociedad, así avanza la intelección que sobre la misma hacen los hombres y mujeres que se dan a la tarea de historiar.
¿Qué historia deberíamos escribir hoy? La historia del bien, diría Hostos. La historia del bien es aquella que presenta, analiza, expone, con criterios científico la vida de los pueblos. Es una historia que ilumina al pueblo, que lo convierte en ente activo, comprometido con la tarea de construir con ética y moral la sociedad de justicia, democracia y bienestar que se merece.
