Por JUAN T H

¿Conoce usted a Mirian Concepción Germán Brito, de Salcedo, hija de Favio Germán y de Miriam Brito?

¿Sabe usted quién es?

¿Ha estrechado su mano, la ha saludado alguna vez, ha conversado con ella en algún momento?

¡Probablemente no!

¿Es perfecta? ¡No!

¿Ha cometido errores en sus delicadas funciones, primero como jueza y luego como Ministerio Público? ¡Si! ¡Muchos, quizás!

¿Todos los abogados de la República la quieren? ¡No! “Muchos no la quieren ver ni en pintura”, sobre todo cuando sus decisiones no los favorecen. No puede ser de otro modo; no es medallita de oro, un dólar, o un barril de petróleo, que todos desean.

Miriam Germán es un ser humano, con virtudes y defectos, como yo, como usted, como todos.

Miriam Germán, graduada con honores (Cum Laude) en 1972; madre de cuatro hijos, incluyendo a Orlando, que nació con retardo y autismo, que ella ha mimado y cuidado con amor y esmero, es una señora entrada en edad, con 75 años acuesta que cada vez le pesan más. Y no teme en decirlo.  La mayor parte de su vida se la ha pasado estudiando, aquí en el país, y allá, en España, Francia y Estados Unidos, entre otros lugares, convirtiéndose en una destacada profesional del derecho. (Jueza de carrera desde 1974)

Ella, como pocos, ha recorrido todo el escalafón judicial, desde jueza de paz, hasta pasar por los demás organismos del Sistema Judicial, incluyendo la Suprema Corte de Justicia. Académica en la Universidad Autónoma de Santo Domingo donde llegó a ocupar el cargo de vicedecana de la Facultad de Ciencias Jurídicas, apegada siempre a la honestidad y la transparencia en el ejercicio de su profesión.

Pocos son los abogados en ejercicio que no le tengan un cariño y un respeto muy singular “a la magistrada Germán”, aún cuando no siempre compartan sus opiniones y a pesar de haber estado enfrentados en momentos determinados.

La magistrada Germán es una “jueza garantista”, para quien la “presunción de inocencia”, más que una “presunción”, es un derecho que debe ser desmentido por un juez, no por el Ministerio Público.

Me pregunto. ¿La magistrada es una persona desleal, sin valores ni principios, o por el contrario es un ser humano integro, sin ningún vínculo con la corrupción, con el crimen organizado o hechos de sangre? La respuesta unánime debe ser, ¡NO!

Durante su gestión como jefa del Ministerio Público no todo ha funcionado como ella habría querido. El Ministerio Público es un órgano complejo, muy difícil de manejar y de entender, en su composición. Aunque el “Ministerio Público es uno e indivisible”, en los hechos no ocurre así. El fiscal del Distrito Nacional parece tener un código distinto al de Higüey, por ejemplo. Algunos exprocuradores mantienen una influencia importante en el organismo. La política partidaria sigue teniendo una gran vigencia. He dicho en diversas ocasiones que los “cambios” prometidos por el presidente Luís Abinader debieron comenzar en lo más alto, es decir, en el sistema mismo, que no bastaba con que la magistrada Miriam Germán fuera independiente, como en efecto lo es, que era absolutamente necesario despolitizar el sistema, incluyendo, no sólo el Ministerio Público (fiscales), sino los jueces de todas las cortes, sin dejar las “Altas Cortes”,

Alrededor de la justicia hay demasiado intereses políticos, económicos y sociales. No es casual que las cárceles estén abarrotadas de presos preventivos, en su inmensa mayoría pobres. Como tampoco es casual que no se puede condenar a un político corrupto, protegido por fiscales, jueces, abogados, periodistas, medios de comunicación, redes sociales disfrazadas, y hasta generales encubiertos.

El PLD, durante los 20 años que estuvo en el poder, se blindó judicialmente para que la impunidad se mantuviera más allá de su permanencia en el Estado. ¡Y así ha sido! Los procesos judiciales se alargan. Parecen infinitos. Algunos perimen en el tiempo.

El área donde el presidente Abinader puede mostrar menos logros es la educación y la justicia. Y la culpa, en el caso de la justicia, no es de la magistrada Germán. ¡En lo absoluto!

Miriam Germán es independiente. Siempre lo ha sido. Pero el Ministerio Público, a pesar de ella, y a pesar del propio presidente Abinader, no. ¡Nunca lo ha sido! Ni lo será mientras no se produzcan cambios estructurales en el Sistema.

La magistrada Miriam Germán Brito es un gran ser humano, sin sentido de retaliación, ni venganza. Le guardo respeto, admiración y cariño. Los valores que la adornan, los principios que ha defendido durante más de cuarenta años como jueza, la han colocado en un pedestal en la sociedad dominicana.

Yo sería incapaz de prestarme a una campaña sucia o difamatoria en su contra. ¡No lo merece! Lamento que termine los últimos años de su vida fuera del país, porque creo que todavía la doña tiene mucho que dar, aun sea desde las aulas universitarias o desde la Escuela del Ministerio Público, formando a los nuevos profesionales del derecho.

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