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La belleza de los sueños Por: Jenny Matos

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Santo Domingo.-Estuvimos en aquel vacacional una mañana de tórrido verano, donde se llevó a cabo una actividad familiar. Los niños y mozalbetes, chapoteaban en la alberca y las mujeres tertuliaban en el césped. Por su parte, los hombres jugaban billar en la glorieta techada de palma de cana.

Un señor jubiloso, cada vez que insertaba una bola en el agujero exclamaba: ¡Que belleza! Y entre ovaciones y lamentos de los demás jugadores, el que había ganado la partida dando saltitos, seguía su algazara, gritando a todo pulmón ¡Que belleza!

El Salmos 126:1-2 nos dice: Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan. 2 Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con estos.

Una expresión dominicana es: ¡El que gana es el que goza! Y nada más hay que ver las calles del Gran Santo Domingo cuando gana “El Glorioso Licey o Las Águilas Cibaeñas, por mencionar dos equipos de pelota. Sin embargo, para la consecución de los sueños, en ocasiones, se experimentan una sofocante sensación que se perdió. Pero a veces, perdiendo se gana, porque la verdadera belleza de los sueños, son aquellos que atrapamos en la libertad de que sea todo bajo el manto de la voluntad absoluta de Dios. ¡Aquí no hay competencia con nada ni nadie! Y es, ese punto de inflexión, donde la boca de llena de risa y decimos ¡Oh, Dios, que belleza! Porque por si solos, no tenemos la fuerza para insertar bolas, simplemente como a Jacob, Dios nos deja ganar.

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